Hace unos meses en una nota del diario La Tercera (Link 01) se anunciaba la última etapa de un proyecto de 500 millones de dólares en infraestructura para mitigar la congestión de la Ex Rotonda Perez-Zujovic. Las Obras, a ser entregadas este año (Link 02), beneficiarían a 2,5 millones de automóviles.
Las cifras así presentadas, no reflejan su magnitud y alcance social. Analicemos los números:
Al cambio de hoy, 500 millones de dólares son 333 mil millones de pesos. Si en Santiago vivimos 6 millones de habitantes. (Link 03) y dividimos ambas cifras; la inversión total del proyecto nos costó a cada uno de los santiaguinos unos $50.000 pesos.
Según la encuesta EOD 2012 el 75% de los santiaguinos se mueve caminando, en Bicicleta o en Transporte Público. Es decir el anunciado Cambio de Cara, no impacta a la gran mayoría. Y en estricto rigor tampoco a buena parte de los automovilistas de la capital…
Entonces ¿Quiénes son los usuarios beneficiados?
La infografía señala “2,5 millones de vehículos que circulan mensualmente por esa zona”, es decir 83.333 autos por día: en viajes ida y vuelta serían 41.666 vehículos; y con una tasa de uso del automóvil en 1,2 pasajeros… probablemente abarque sólo a 50.000 personas.
Estos selectos compatriotas, representan sólo el 0,83% de nuestra población metropolitana viven repartidos mayoritariamente en las comunas de Providencia, Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea.
Como no se le puede cargar el costo total a un grupo tan pequeño (6 millones por beneficiado), se presenta el proyecto como una “Obra Pública” para ser disfrutada (y pagada) por todos; pero en realidad sólo logra agilizar una pequeña porción de nuestra red vial; congestionando aún más las calles aledañas donde estas van a descargar. (Link 04)
Entonces ¿Cómo podíamos haber invertido mejor esos 500 millones de dólares abarcando a todo el Gran Santiago?
Datos entregados por Miguel Olivares, Coordinador de Movilidad Urbana de la Municipalidad de Santiago; indican que el costo de implementación de 1 kilómetro de ciclovía del más alto estándar (con pavimentación segregada, semaforización diferenciada, señalética, mobiliario, contadores, etc.) Se estima en unos 108 millones de pesos. Por tanto, con 500 millones de dólares, podríamos haber construido una Súper Red de Ciclovías de 3.300 Km. Esto es más que la extensión de toda la Ruta 5 entre Arica y Puerto Montt.
Como referencia internacional, en 2015 Copenhague (el paraíso mundial de los ciclistas urbanos) lucía orgullosa su logro de haber llegado a los 1.000 km de ciclovías. (Link 05) Hubiésemos ya triplicado la red de la capital danesa. Aún a la escala del Gran Santiago, seríamos considerados la “Dinamarca de Latinoamérica”.
Además de las obras viales ya mandatadas, está en carpeta destinar otros US$400 a US$600 millones en subsidios directos a la Autopista Vespucio Oriente. Con estos millones adicionales, además de haber construido las Súper Red de Ciclovías mencionada; podríamos implementar una completa trama de Bici-Estacionamientos, ampliar Bike Santiago a todas las comunas y generar conectividad a gran escala con el Transporte Público en toda la región.
¿Y la congestión vehicular?
Según la misma nota que origina esta crónica, los expertos indican que antes de que se terminen las obras, estarán nuevamente colapsadas. Entonces nuestras autoridades volverán a correr y despilfarrar nuestros recursos tratando de dar solución a un problema que nunca acabará. Mientras, seguiremos caminando en veredas invadidas, perdiendo horas en transporte público o arriesgando la vida pedaleando en calles atestadas de autos.
Si orientamos el presupuesto hacia infraestructura ciclista de calidad, el transporte masivo en bicicleta se transforma en una alternativa REAL y la experiencia internacional indica que los viajes en automóvil disminuyen notablemente, reduciéndose la congestión no solo en las autopistas; sino que en toda la ciudad. Esto beneficia también a quienes usan el transporte público y a los mismos conductores de automóvil particular.
Con tal equipamiento y siendo conservador, sería muy fácil saltar de los actuales 500 mil temerarios ciclistas suicidas a unos 2 millones de viajeros seguros y felices cada día. Más de un tercio de la población capitalina.
Hace unos días, Brent Toderian y Janette Sadik-Khan de visita en Chile, nos dijeron que para lograr un cambio real; las políticas de movilidad se debían reflejar en el presupuesto.
Puede parecer descabellado que se invierta tanto recurso en quienes hoy representan sólo el 7% del reparto modal; pero la visión no es construir ciclovías seguras y cómodas para ese 7% que ya lo hace; Sino para que el otro 93% se anime a pedalear.
Los recursos están disponibles; pero los estamos mal gastando: Con ellos podríamos vencer la congestión, eliminar la contaminación, disminuir el ruido; rebajar todos los tiempos de viaje, revitalizar nuestros barrios, reactivar la economía, mejorar la salud y elevar la calidad de vida de millones de compatriotas…
En la movilidad, el urbanismo y la planificación de una ciudad también se reflejan la inequidad y la injusticia social. De manera mucho más lacerante de lo que quisiéramos aceptar.
Link 03 http://www.subdere.cl/división-administrativa-de-chile/gobierno-regional-metropolitano-de-santiago
Link 05 http://www.latercera.com/noticia/copenhague-la-mejor-ciudad-para-los-ciclistas/
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